Examina el lugar en donde estás y las personas que te rodean y pregúntate: ¿Merecen que siga luchando aquí? ¿Vale la pena esperar? ¿Será que algún día las promesas que hacen se llevarán a cabo? ¿Valoran mi esfuerzo? ¿Valoran mis consejos? ¿He visto un cambio que me motive a creer y continuar?
Si consideras que son pocos los resultados positivos, entonces ORA correctamente. Pídele a Dios su respaldo, porque quizás estás esperando que otros cambien su posición, cuando el que tiene que cambiar de lugar, ¡eres tú!
En una ocasión Dios le dijo a Abraham que destruiría la tierra de Sodoma y Gomorra donde habitaba su sobrino. Abraham intercedió, le pidió a Dios que por favor no lo hiciera por amor a Él porque a lo mejor allí habían 50 justos que no merecían morir por causa del pecado de otros, Así que Dios le dijo: «Si hay 50 no destruiré, ¿a caso los hay?» Abraham dijo «no, pero a lo mejor si 45» Dios dijo: «si hay 45 no lo destruyo» y así continuamente fue Abraham bajando la cifra hasta llegar al número 10, pero tampoco habían 10 justos allí.
Entonces por amor a Abraham Dios hizo salir a su sobrino Lot con su familia y procedió con la destrucción de la tierra.
(Génesis 18) más adelante pudimos ver que la familia de Lot salió de Sodoma pero arrastró la maldición practicando el mismo pecado en otra tierra.
Abraham invirtió sus fuerzas y oración en personas y lugares incorrectos que luego no le dieron el resultado que esperaba. Salió decepcionado.
Por eso quiero que hoy direcciones correctamente tu oración , porque a lo mejor estás esperando de personas que no pretenden hacer por ti ni por lo que Dios en ti depositó.
Tu llamado es muy grande y no lo puedes atar a los sentimientos, porque el compromiso con Dios es MAYOR.